
MISIÓN IMPOSIBLE SENTENCIA FINAL
ANÁLISIS DE MISIÓN IMPOSIBLE LA SENTENCIA FINAL
MISIÓN IMPOSIBLE 8 es una película rara.
Su antecesora se estrenó hace menos de dos años, Christopher McQuarrie vuelve a dirigir como lo hizo en las últimas tres; los actores repiten todos sus respectivos papeles; Tom Cruise es actor y productor.... y aún así la viví como un bicho raro.
Iba con enormes ansías a ver esta cinta ya que los avances prometían y el nivel artístico de la saga pero conforme avanzaba el film la cabeza era más fuerte que el corazón y no había manera de justificar el declive narrativo que estaba observando.
LA SENTENCIA FINAL es demasiado rebuscada y compleja para lo que termina siendo y por el cómo las situaciones se resuelven. Más teniendo en cuenta que las anteriores cinco entregas jamás pecaron de esto y cumplieron con creces su cometido. Me explico
Los primeros 15 minutos son un pseudo autohomenaje de toda la franquicia y un recap ridículo de (literal) todo lo que pasó en SENTENCIA MORTAL (la 7), posiblemente por su mal desempeño en taquilla. Después se busca entrelazar a varios personajes dándoles una engorrosa conexión con las películas pasadas que solo termina de complicar el asunto costándole de forma abrumadora llegar al climax.
En lo que simularía ser un conjunto de secuencias más cercanas a un documental sobre geopolítica que una película de MISIÓN IMPOSIBLE, Tom Cruise agarra un traje, se mete en un submarino, esquiva misiles, escapar por un tubo y nadar en las heladas aguas de Rusia hasta llegar a la superficie. Es acá donde la magia se hace presente.
Argumentalmente y rítmicamente, SENTENCIA FINAL tiene bastante puntos en contra pero cuando está la posibilidad de vivir en pantalla grande escenas como la aventura en el submarino o la persecución final en el cielo de Sudáfrica, la balanza abruptamente se inclina para lo positivo.
Hago hincapié en la última mencionada, que toma la fórmula de la persecución final de REPERCUSIÓN (la 6) donde ahora no hay helicópteros sino avionetas. Aunque es esta ocasión, hay un impacto visual que emociona. La idea de filmarlo con aviones reales, en locaciones reales y con actores reales causa en la audiencia un efecto poderosa en las imágenes que se plasman en la pantalla.
Hay elegancia, hay prolijidad, hay estilo. No hay efectos especiales ni CGI que iguale la adrenalina y el placer que da ver a un hombre de 62 años colgado de los fierros de una avioneta en una sala de cine.
MISIÓN IMPOSIBLE LA SENTENCIA FINAL no es redonda. Su introducción es tanto floja como repetitiva y peca de sobre explicaciones y alguna que otra escena sin sentido (SPOILER: el atentado a la presidenta, cuando la vean van a entender).
Sin embargo, el espíritu está. Tom Cruise parece despedirse como Ethan Hunt con mucha dignidad, luchando y derrotando una inteligencia artificial por sus propios y particulares medios.
Clara metáfora que lo viejo (todavía) funciona...
hasta luego, Ethan Hunt